Claves feministas para las relaciones intergeneracionales

Por Diana Flora

Hace unas semanas en una reunión de trabajo entre mujeres de diversas procedencias y con distintas ocupaciones, salió a la luz de un conversatorio el tema del compromiso que actualmente tenemos “las jóvenes” con distintas causas o temas; en ese caso en particular se hablaba sobre el feminismo, y era en respuesta a una reflexión de un tema bastante escabroso, el mal nombrado: relevo generacional.
Fue interesante realizar este ejercicio pues relucieron temas (de alguna manera generalizados) en dos vertientes, por un lado, los argumentos de las que no se identifican en el rubro de “las jóvenes”, y por otro, las que sí. Los argumentos de las primeras recaían en frases ya bastante escuchadas: que “la falta de experiencia no posibilita que se realice un buen trabajo”, “que ahora ya no tienen el mismo compromiso que antes”, “que actualmente somos buenas para el manejo de las tecnologías y herramientas novedosas, pero nada más”; opiniones duras indudablemente, que fueron expresadas por compañeras de distintas latitudes del país, que trabajan temáticas diversas, pero todas relacionadas con las causas de las mujeres.
No fuimos pocas a las que, de alguna manera, nos sorprendieron estas respuestas; y digo de alguna manera pues lamentablemente es una situación a la que le hemos tenido que hacer frente en distintas dimensiones, de manera constante. Los argumentos de este grupo generacional se centraron en la necesidad de adaptarnos a los nuevos tiempos, pues como atinadamente comentó una de las compañeras: “hasta la violencia se va actualizando”.
Se habló también del deseo de que los valores con los cuales se construyen los procesos colectivos rijan los proyectos, más no los delimiten, es decir, que una vez superado el tiempo activo de las fundadoras, el proyecto siga, se renueve y trascienda a partir de los valores con los que inicialmente surgieron. Sin embargo, esta crítica hacia la supuesta falta de compromiso que actualmente tenemos las jóvenes con las causas, y específicamente con el feminismo, fue lo que nos hizo mucho ruido a todas, es algo que simplemente no podíamos aceptar, y un claro ejemplo era el amplio número de mujeres jóvenes que estábamos ahí en ese momento.
Me he animado a plasmar este pensamiento y compartirlo con quien guste o tenga interés de leerlo, no como un ataque, ni mucho menos con la intención de darle armas a aquellos entes que viven para criticar e intentar destruir y difamar al feminismo, la sororidad y el trabajo entre mujeres a como dé lugar, sino todo lo contrario. Lo expreso para que observemos que de una u otra manera (quizá de muchas) le estamos haciendo el “trabajo sucio” a los malosos con nuestras desuniones, con nuestras actitudes machistas y patriarcales que en ocasiones (me gustaría pensar que sin querer) se nos escapan al demeritar el trabajo de las demás, al difundir información que lejos de construir confunde y destruye, o entorpece procesos.
Con esta intención es que elaboro las siguientes ideas en las que trataré de plasmar y sintetizar los dichos de aquellas compañeras de la reunión, y de las asistentes que a lo largo de los años se han acercado a trabajar y compartir con Akelarre. Con esa intención es que surgen las siguientes líneas dedicadas a quienes no se sienten identificadas con el grupo de “las jóvenas”:
1.    Te agradezco todo el trabajo que has realizado en favor de las mujeres a lo largo de tu vida; por ti y muchas más, es que se habla cada vez con más frecuencia de jóvenes feministas, de colectivos feministas, de mujeres feministas y logros del feminismo.
2.  Respeto tus ideas, aunque no siempre las comparta. Por favor, respeta las mías y busquemos estrategias para comunicarnos de manera más asertiva.
3.     Reconozco tu trabajo y tengo una enorme gratitud por todo lo que nos has enseñado, tanto lo bueno como lo no tanto.
4.   No somos enemigas, ni tampoco rivales, ambas sabemos que vivimos en un sistema social, económico, político y cultural que nos orilla constantemente a competir entre nosotras (y en general como personas), a través de una construcción de la belleza, por la edad, las ideologías, los capitales sociales, económicos, políticos y culturales; con tal de mantenernos ocupadas en pelearnos los recursos y entorpecer así nuestra construcción feminista. 
5.   Sería bueno tener presentes las circunstancias que a cada una nos ha tocado vivir. Nuestro compromiso es real y verdadero; sin embargo, las acciones y estrategias las hemos tenido que ir adaptando a las situaciones que se nos presentan. Por ejemplo, algunas compañeras tuvieron la posibilidad de ocuparse en trabajos “seguros” y bien remunerados, lo cual ahora les permite vivir una vida estable. Nosotras no sabemos qué futuro laboral y profesional nos depara, es algo que estamos descubriendo porque se está presentando apenas. No sabemos si volveremos a emplearnos en trabajos “estables” o si podemos aspirar a una jubilación digna, las circunstancias actualmente nos demandan trabajar desde casa, la calle, la oficina, el mercado, en diversos servicios de distintos tipos, de mañana, de tarde y de noche; por lo que nuestras actividades y recursos deben planearse a partir de todo ello.
6.  Tampoco estamos totalmente de acuerdo con el término relevo generacional, pues no consideramos sea necesario tener que dejar atrás a alguien, ni sus experiencias ni sus aportaciones. Mejor busquemos la manera de construir juntas y beneficiarnos ambas, y todas las más posibles, de los resultados.
7.   Desde que te conozco he aprendido de ti, eso sin duda; pero por favor, no te cierres a la posibilidad de que también tenga cosas que compartirte, aportaciones que realizar y capacidades que pueden ayudar a nuestro proyecto.
8.   Gracias, gracias, muchas gracias a las compañeras, de todas las edades y procedencias, que han confiado en nosotras y nos han compartido sus aportes y conocimientos de manera generosa. Créanme, nos esforzamos mucho por no defraudarlas.
Estoy segura de que esta lista irá aumentando a partir de ahora, pues seguramente en este momento se me escapan muchas otras ideas, no obstante, la dejaré ahora hasta este punto, para hacerme una anotación que no se olvide: guarda muy bien esta lista y tenla presente en todo momento, pues lo último que nos podemos permitir es repetir errores por gusto.
Lo último que necesitamos a estas alturas son mártires del feminismo.

                                                              Semilla de Mu - Adelita Vio 


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