Mujeres y discapacidad


Por Alicia M. Herrerías 




Resulta extraño tocar un tema que suele sonar ajeno a la realidad de las personas que tienen la posibilidad de decir que su cuerpo funciona... no necesariamente al 100,  pero funciona. Saben a lo que me refiero. Dense un ratito para leer esto y repensar sus privilegios. 

Cuando hablamos de desigualdad de género pocas veces tomamos en cuenta factores "extraordinarios" que atraviesan  dichas desigualdades.  En  cuanto al acceso a los Derechos Humanos de forma igualitaria no basta con hacer un análisis de las desigualdades entre mujeres y hombres, personas adultas y niñas y niños,  personas adultas mayores ... hay que tomar en cuenta los contextos sociales,  las personalidades divergentes y las discapacidades que los cuerpos humanos  pueden tener, especialmente los cuerpos de las mujeres. Y en este pequeño texto quiero especialmente hablar de las mujeres con discapacidad porque somos nosotras quienes además de tener la penosa característica de la  discriminación por sexo,  tenemos además una discapacidad que hace de nuestro acceso al espacio público una disminución notable. 

Basta salir a la calle y observar que los hombres con discapacidad visual pueden transitar libremente con ayuda de un bastón blanco o un perro guía,  mientras que las mujeres invidentes por lo general transitan menos por el espacio público y si lo hacen suelen necesitar de la compañía de otra persona  para poder acceder a la calle de manera segura.  Y es que las mujeres ni aun teniendo la vista podemos transitar seguras. 

Quiero aclarar que hago especial  referencia a la discapacidad visual e porque soy una mujer de 29 años diagnosticada con riesgo de desprendimiento de retina, y a la larga debo hacerme a la idea de que mi vista corre peligro,  y porque  además he tenido la posibilidad de conocer personas invidentes o débiles visuales, lo que me ha hecho darme cuenta que el carecer del sentido de la vista puede ser una de las discapacidades del cuerpo más agresivas y más traumantes.

Ahora bien, al hablar de las mujeres y la discapacidad debemos analizar forzosamente las teorías sobre interseccionalidad que han sido lamentablemente poco estudiadas y por demás necesarias dentro de los análisis feministas. 

 No todas las mujeres estamos en las misma situación de desventaja,  nos atraviesan factores sociales, económicos, étnicos, psicológicos, longevos y salubres.  Desde hace algunos años, la interseccionalidad se ha convertido en la expresión utilizada para designar una perspectiva teórica y metodológica que busca visibilizar la  percepción   de las relaciones de poder de una forma cruzada. Este enfoque no es para nada  novedoso dentro del feminismo y, de hecho, actualmente existe la posibilidad de  señalar que las teorías feministas habían abordado el problema antes de darle si quiera un nombre. 

Sin embargo, las limitaciones y contradicciones de los estudios feministas y de género, ante la falta de reconocimiento de la diversidad de condiciones y necesidades de las mujeres, en particular de quienes por sus diferencias físicas, mentales y/o funcionales identificadas como factor de discapacidad, son colocadas en lugares de opresión y sometimiento con base en la regulación y control de los cuerpos, lo que genera relaciones de poder y resistencia que potencian el desarrollo de estrategias de transformación y acceso a circunstancias alejadas a los imaginarios que las definen como asexuadas, inferiores, pasivas y víctimas permanentes (Cruz, 2013). 

Las sociedades modernas pregonan que toda persona es poseedora de la calidad de ciudadano con iguales derechos y deberes, no obstante, esta máxima se eclipsa en la realidad, cuando el cuerpo y las diferencias se convierten en justificación para imponer obstáculos y limitaciones para acceder al ejercicio efectivo de la ciudadanía en todas sus dimensiones (Cruz, 2013). Las mujeres y las personas con discapacidad forman parte de los grupos vulnerables poco atendidos en nuestra sociedad.

En resumen, aquí no se plantea que las mujeres con discapacidad sean vistas como diferentes, sino que se trabaje desde el feminismo para establecer pautas que generen igualdad de oportunidades, trato igualitario y acceso de las mujeres con discapacidad a los espacios públicos y abrir foros feministas específicos para dar voz a las necesidades particulares de todas las mujeres. 

Fuente:Teoría feminista y discapacidad: un complicado encuentro en torno al cuerpo.  María del Pilar Cruz Pérez, Sep, 2013 

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