Apuntes sobre embarazo adolescente





Por Alicia Medea Herrerías

Cuando hablamos de  embarazo adolescente en seguida pensamos en la “irresponsabilidad” del sexo sin protección, de la “calentura”, del “poco raciocinio”, de ignorancia y acceso nulo a métodos anticonceptivos, de segregación y marginación social, de violencia, de pobreza etc.

Cuando tratamos el tema de la maternidad en la adolescencia en seguida nos remitimos a la necesidad de aportar a las mujeres jóvenes información laica y científica sobre anticoncepción, a instruirlas acerca de las funciones biológicas relativas al cuerpo, las hormonas, el periodo y desde el enfoque social a la creación del famoso “proyecto de vida”.

A pesar de todas las  investigaciones que ha habido en México y América Latina entorno a el embarazo adolescente,  los programas parecen no trascender  de  los slogans “piensa” y “que no te gane la calentura”. Se continúa partiendo de que el embarazo es producto siempre de una relación sexual irresponsable.

Por mi parte, invito a revisar el entorno cultural; vivimos en un mundo donde la maternidad es glorificada, ensalzada, considerada como el único destino “natural” de las mujeres o por lo menos el más importante, pero al mismo tiempo descalificamos la maternidad en la adolescencia.

Debemos comenzar por otorgarles alternativas a las mujeres jóvenes, influír en sus sueños y propósitos de realización personal, quitarle este peso tan fuerte a la maternidad, dejar de regalarles muñecas cuando son niñas. Lo primero es entender que la maternidad adolescente deviene de algo mucho mas complicado y profundo que solo "sexo irresponsable".

Ahora bien, en cuanto al sexo irresponsable, para que un óvulo sea fecundado necesitamos a dos personas involucradas, pero nadie habla de los coautores del embarazo,  de la educación sexual dirigida específicamente a  varones, de la cultura del condón masculino, de las paternidades responsables etc. Y eso sólo es posible si hablamos de relaciones “igualitarias” donde las dos partes tienen el mismo poder de decisión.  La alarmante realidad es que en muchos casos los  hombres son mayores de edad, en México hay mas mujeres madres adolescentes que hombres padres adolescentes y entonces eso nos arroja que la violencia sexual funge como un factor importante.

A  los hombres no se les enseña a cuidarse, porque saben que la responsabilidad del embarazo no recae sobre ellos, pueden tener prácticas sexuales “irresponsables” y siempre tendrán opciones cómodas para deslindarse, y si a caso se quedan a cumplir su parte, la misma cultura les da ciertas libertades:  El hombre no se desvela con los llantos nocturnos ni sacrifica la fiesta para quedarse en casa al cuidado del bebé, ni se ve cuestionada su integridad moral si abandona el hogar, hablando en términos generales.

A las mujeres en cambio,  principalmente se nos enseña a enamorarnos, a darlo todo en en nombre del "amor”.  Y eso incluyen nuestro cuerpo, nuestra seguridad, y nuestro útero. El amor romántico es una parte importante cuando hablamos de embarazo adolescente; nos encontramos ante un bombardeo mediático que nos inculca que "lo normal" cuando estamos enamoradas o cuando "hacemos el amor" es tener un bebé. ¿Que pasaría si nos enseñan a que podemos tener sexo sin enamorarnos, disfrutar y conocer nuestro cuerpo?, incluso que, ¿ni siquiera hace falta la penetración pene-vagina para tener un orgasmo?. Habría muchos menos embarazos seguramente.

La construcción de la sexualidad en nuestra cultura poseé ciertos matices y sistemáticos y la sexualidad heterosexual enfocada en el placer masculino es el mas representativo, es por ello que empezar por  deconstruir ese proceso es el primer paso.

Pero esto trasciende un plano mas social que sexual, las mujeres realmente creen que con el matrimonio y el embarazo alcanzarán esa madurez y ser tomadas en serio en una sociedad en la que todo el tiempo se ven sobajadas, la realidad es que no hay otras alternativas igual de buenas o mejores que el estatus que la categoría “esposa” y “madre” dan a las mujeres en nuestra sociedad.

Debemos empezar a hablar seriamente de la concepción y construcción de la maternidad en nuestra sociedad. El cuidado y la crianza como facultades enteramente femeninas y adscritas a un sistema patriarcal que la ensalza y la deriva a las mujeres como su único fin en esta vida. Relegando otros logros al segundo plano y priorizando la reproducción en las mujeres como la mejor alternativa de vida. Incluso al hablar de un “proyecto de vida” se insta a las mujeres a estudiar y prepararse para darles a “sus futuros hijos o hijas”  una mejor calidad de vida. “Todavía no es tiempo, primero estudia, prepárate”, “estudia, consigue un trabajo, cásate, ten hijos e hijas, ten nietos y nietas, forma una familia”, o la última y la que está mas de moda ahorita con toda esta ola conservadora del Frente Nacional por la Familia “la familia es el núcleo de la sociedad”,  “Todas las mujeres queremos una familia, queremos formar una algún día”. ¿Les suena?.

El ejemplo mas claro es que en estos tiempos una mujer  puede tener una carrera, una especialidad, ser una empresaria consagrada, incluso tener propiedades y una cuenta grande en el banco etc.  Pero si no ha sido esposa y madre algo le falta. Inevitablemente llegará esa edad  en la que se le cuestionará la falta de hijos o hijas, el no casarse o formar una familia como si esto fuera algo antinatural, todos los logros posibles de esta mujer no valen nada a lado de la “terrible” soledad. Porque no está bien ser madre antes de cumplir 19, pero es demasiado tarde al llegar a los 35.

Propongo como una alternativa interesante fomentar en las nuevas generaciones ejemplos de vida de mujeres que no contemplaron la maternidad en su desarrollo de vida y que son exitosas, felices y plenas. No para negativizar la maternidad en si,  sino para que no la contemplen si quiera en etapa  adolescente de la vida. Que la decisión de ser madre sea realmente una decisión individual y consciente y que no devenga de necesidades tan básicas como suplir la soledad o seguir parámetros sociales.

Por supuesto es importante  seguir implementando campañas de difusión sobre métodos anticonceptivos, y hacerlos accesibles, es decir, todo en lo que se ha estado trabajando hasta ahora, porque no estoy demeritando las campañas sobre prevención del embarazo adolescente que se han hecho hasta ahora, solo pienso que olvidan un factor super importante, y es  que a las mujeres nos educan para ser madres. 

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